MEMORIA DE NUESTRA GENTE
CARLOS PEDERIVA O LA SUBYUGANTE EMOCIÓN DE LA MEMORIA
Decíamos en aquélla inolvidable exposición que
el artista presentó en noviembre de 1998 “¿No es un privilegio tenerlo entre
nosotros? No tengo dudas al afirmar que Carlos Pederiva es el primer mejor
dotado en lo emocional, intelectual y técnico que puede presentar nuestra
comunidad”.
En las palabras de presentación de la muestra
había expresado “No soy su amigo, reconozco haber tardado demasiado tiempo en
conocer su impresionante calidad artística y trayectoria”. Por eso cuando
Carlos me sugirió que presentase su muestra y comencé a indagar en aspectos de
sus realizaciones comprendí que solo mi ignorancia podía justificar el no haber
efectuado esa investigación mucho antes. Algo así como llegar tarde. Pero luego
arribé a una conclusión mucho más trascendente. También Pederiva había tardado
demasiado tiempo para conocer su gran camino en la pintura y gestar una
autovaloración; esto quizás por modestia, de modo tal que sentimos el sinsabor
de haber tenido entre nosotros un artista cuya verdadera proyección ni siquiera
animamos a imaginar.